qué son esos churros que salen de ahí

Viernes 1 de Mayo 2009

Estaciones

Via muerta.jpg

un tren de mercancias pasó como una exhalación dejando tras de si el silencio.


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Jueves 21 de Diciembre 2006

seráporquédóndefué

descubrir que los lugares cambian a las personas
personas ausentes que pasean sin destino
cruel final de un tiempo superado

vendrás, te acercarás: sobrevivirás.
nada caerá en saco roto, no una gota más en el mar.
el cielo se cerrará, oscuro y gris.

el azar no era una posibilidad
la suerte no ha cambiado
la muerte siempre ha estado al final del camino

pierdete en algún lugar lejano
olvidate de quién no te importa
sirvete una copa: invita la casa.

creado por Sainthropee a las 03:09 | dimes y diretes (0)

Lunes 27 de Noviembre 2006

una novela, un comic y una cerv

hemos ido a ver Casino Royal y pese a llegar con bastante antelación solo nos quedaba la primera fila: juer
Solución: hemos quedado otro día y hemos añadido al menú una partida de bolos antes del cine.

he descubierto que OT es lun anuncio permamente. es una mentira y cada vez más. ese jurado no ayuda: destruye a gente.
Gente como Mai Meneses (que tiene un grupo Nena Daconte, de moda ahora -te puede gustar o no-) se busque la vida y haga canciones.
Solución: no hay que "triunfar" para ganarse la vida, ea.

una cerveza* siempre viene bien, para quitar un mal gusto, para pasar el rato, para disfrutar de buena compañía y también para hacer planes más o menos descabellados.
Solución: tener preparado un buen vaso.

he tenido una conversación de esas con J. que nunca dejan de sorprenderte. junto con D. no dejan que uno pare máquinas y deje de funcionar.
Solución: conseguir "raptar" ejemplares de The Sadman de su casa.

en relación a lo anteriror y a que la competividad sana es un elemento positivo en la vida y que la "creatividad" es un herramienta que se usa poco
Solución: escribir el giro argumental de mi novela...¡o intentarlo vamos!

refresquemos la memoria a los lectores....

Capitulo 1: Todo es terminar
Capitulo 2 (uno): Merecido descanso
Capitulo 2 (dos): Merecido descanso
Capitulo 3: Malas noticias
Capitulo 4: A la sombra
Capitulo 5: Trabajo duro
Capitulo 6: Vuelta a casa
Capitulo 7: Amantes olvidadas


*si no me pagan no hago publicidad....

creado por Sainthropee a las 02:46 | dimes y diretes (0)

Sábado 18 de Noviembre 2006

cuartos

ponme un cuarto de jamón serrano

no llegues un cuarto de hora tarde

castigado al cuarto oscuro

para comer, un cuarto de pollo

una siesta de un cuarto de hora

un cuarto de siglo: que viejos somos

creado por Sainthropee a las 00:25 | dimes y diretes (0)

Viernes 27 de Octubre 2006

musa

te sueño cuando estoy despierto
no puedo dormir

apareces en los reflejos
en los espejos detrás de mi
en los escaparates
en las calles abarrotadas

no tienes hora
el tiempo no sirve para nada
no eres real
no puedes serlo

camino desolado, absorto
la noche me envuelve, solidaria
la lluvia amortigua el paso, ruidosa
la luna asoma tras las nubes, timida

despierto de dia, despierto de noche
somnoliento de dia, somnoliento de noche
cuerdo de noche, loco de día.
ausente de día, ausente de noche

párpados luchando contra la gravedad
pupilas reactivas a la luz
lenta respiración forzada
latidos dolorosos.

tengo sueño, duermevela
no me despiertes
no más alarmas al amanecer
señales, rutinas, mecanismos: vida.

buenas noches.


creado por Sainthropee a las 03:06 | dimes y diretes (0)

Miércoles 12 de Julio 2006

discursos

decir todo lo que tienes que decir, quizás.
la duda es saber que decir, bueno o malo.
nunca hay un discurso voluntario, supongo.

largo, si lo parece es innecesario.
corto, siempre faltará algo por decir.
seco, despojado de intensidad.
vacio, sin fundamentos: solo palabreria.

decir lo que piensas en el momento, improvisar.
está calculado hasta el último chiste, controlar.
siempre puede suceder algo respecto a lo previsto, adaptar.

NO me gusta hablar en público, me voy acostumbrando a marchas forzadas. Suerte tengo que no estaré solo, J. y un cartón de metro noventa me acompañan... no pregunteis.


creado por Sainthropee a las 14:56 | dimes y diretes (2)

Martes 24 de Enero 2006

llueve sobre mojado

gotas de agua caen en los charcos.
un pez da vueltas en un estanque.
un anciano tira pan a las palomas.
un perro se revuelca en el cesped.
un matrimonio discute por el paraguas.

gotas de agua caen sobre los arboles.
los pájaros se refugian en las cornisas.
los gatos huyen espantados.
los policias llevan chubasqueros.
los niños con botas saltan en los charcos.

vuelven a caer gotas de agua.
alguien mira a través de la ventana
alguien llora en la soledad de su cuarto
alguien espera bajo la copiosa lluvia.
alguien pasea con su gabardina.

mientras, aquí hace un sol radiante.

creado por Sainthropee a las 00:34 | dimes y diretes (0)

Miércoles 21 de Diciembre 2005

perdido en el tiempo

robándole recuerdos a la memoria
la nostalgia aparece en primer plano
arrollando todo lo que encuentra
sin preguntar ni pedir paso.

han pasado algunos años ya
aunque parecen muchos más
la noción del tiempo ya no está
la distancia persiste

aún lo recuerdo, la primera vez
cuando te dije te quiero
¿un silencio? ¿una duda?
tierra trágame, pesimista

pero tu voz sonó clara
con una dulzura inusitada
un te quiero surgió de ella
que me electrizó todo, exultante

robándole el tiempo al presente
se cierne una agradable lluvia
empapando todas mis ropas
refrescando huecos abandonados

creado por Sainthropee a las 01:43 | dimes y diretes (0)

Viernes 4 de Noviembre 2005

NOVELA

6. VUELTA A CASA


El trabajo de la convención había sido visto y no visto. Es lo que tiene la profesión, estás planeando el golpe durante días, semanas, meses... para que todo salga perfecto el día clave. Pero luego, todo acababa muy rápido: muerte y escape.

Ya en el avión de vuelta a casa, revisaba la documentación utilizada, para comprobar que nada quedaba suelto, destruía los datos y enviaba la confirmación de su acción. Muchos meses atrás, cuando le dijeron que tenía que hacerse cargo de la situación creada en Miami, pensó que una incursión corta y efectiva, resolvería aquello. Las órdenes, estaban claras: tenía que ser por todo lo alto, con gran repercusión pública y que pareciera desde dentro. Eso ya no era coser y cantar.


Tuvo que idear todo un estratagema para incorporarse a la división de FBI de la zona, gracias a sus múltiples tapaderas y sus contactos, a base de talonario del jefe, pudo hacerlo. Pero el resto fue milimétrico. Paso a paso. Sin dejar nada que pudiera descubrirle, fue consiguiendo todos los puntos de su plan maestro.

Lo que más divertido le pareció fue hacer méritos para conseguir las misiones que le interesaban. Por mucha preparación que tuvieran esos jóvenes cachorros salidos de la academia y la experiencia de los veteranos, él les ganaba por la mano. A su edad, su múltiple y variada labor como militar, informador y asesino a sueldo, le ponía a la cabeza de cualquiera. Por eso, no le fue difícil, conseguir que los jefes se fijaran en él, en ese chico recomendado que volvía de su experiencia europea, después de salir de Washington. Según su expediente, después de brillar en su primera destinación, fue enviado a Europa como enlace con otras agencias, para colaborar en temas de terrorismo y delitos informáticos (titulado en ingeniería e informática, en sus tiempos libres claro).

Evidentemente, ese expediente estaba basado en agentes corruptos que se vendían al mejor postor, que en esos momentos era su Jefe. Esas coartadas, le habían facilitado el acceso a la agencia en Miami, el primer paso.

Desde dentro, tener acceso a todos los programas de seguridad, conocer al enemigo y además poder tener un equipo que te haga el trabajo. Al adjudicarle las primeras misiones, los jefes querían probar sus capacidades en el terreno. Se ganó la confianza de su equipo, cuando en una redada a la mafia local, les hizo caer en una emboscada que él mismo desbarató en una jugada maestra, ya que había hecho negocios con aquellos traficantes. Cuando parecía que todo iba bien, aparecieron un grupo de asaltantes por la retaguardia, deliberadamente desguarnecida, porque cubrían otra salida que en realidad daba a un callejón sin salida, que sólo el conocía.
Se sacó de la manga un plan de huída, con un ataque masivo por el flanco izquierdo, donde él estaba y sabía que ganaría la partida al haber concentrado más agentes allí. No le hizo falta la visión nocturna, conocía perfectamente aquel lugar: club que había visitado los últimos meses...

Aquella redada le había hecho popular en la agencia, se le consideraba un tipo con recursos y con un equipo compacto que le seguiría dónde fuera. Un segundo golpe en uno de los casinos que tenía asignados, hizo que el secuestro en la cámara acorazada, se resolviera con una incursión rápida y efectiva, con la captura de los asaltantes.
Fue el día en el que su superior le llamó al despacho:
-Luis, creo que te has ganado nuestro respeto y admiración – le dijo su superior, de tal manera que ni si quiera parecía un halago – Por eso quiero que te encargues de la seguridad del gobernador cuando vaya a la convención del mes que viene. No quiero fallos. – le dijo seriamente.
-No los habrá, señor – le informó mientras cogía el dossier informativo de la misión.
-Bien, felicita a los chicos por el trabajo – dijo a modo de despedida.
Luis tenía lo que quería, la misión que esperaba. La seguridad del gobernador en la convención de los republicanos de Miami. Lo que no sabía el pobre gobernador es que su asesino se encargaba de su seguridad.
La seguridad fue perfecta, sin incidentes durante todo el fin de semana, hasta que en el discurso final, con el gobernador de Miami: el señor Karl Fox, subió al estrado a realizar su intervención.
-Como bien sabéis compañeros, se está trabajando muy duro desde la dirección para tener altas opciones en las elecciones generales del próximo año, así que vamos hacer que los americanos se sientan orgullosos de nosotros – rompieron su discurso los aplausos
-Que no duden que la mejor alternativa, la única alternativa para este gran país, sea nuestro partido – volvieron a sonar los aplausos de la multitud.

Entre la multitud, con un pase de periodista, Luis se había adentrado, cámara en mano, hacía el escenario. Había dispuesto un ángulo muerto en aquel lugar cerca del escenario, casi escorado en un lateral. Ni las cámaras de seguridad ni las que retransmitían el evento podrían detectarle. Cuando el confeti empezó a volar y los globos bajaron, todo el mundo aplaudía y saltaba. La música atronaba el lugar.
Luis apuntó, disparó. Cuando la gente se quiso dar cuenta, el gobernador yacía en el suelo y los demás conferenciantes saltaron de sus sillas para ver porqué se había desplomado.
El disparo que mató al gobernador, tuvo que venir de la multitud. Pero la exhaustiva seguridad impedía que nadie hubiera entrado un arma. Los arcos de metales estaban en los accesos al recinto, menos la puerta por donde el había accedido. Una salida de emergencia que estaba en el callejón. Una salida, en la que el cuerpo abatido de un agente, descerrajado con un tiro de escopeta en la cara, hacía irreconocible al agente del FBI al cargo de la seguridad: Luis Santos.

Tuvo que matar a aquel chico, era el único que le había visto entrar por ahí y al tener acceso a su ficha, pruebas dentales, análisis, etc no le había sido difícil resolver su plan de salida. El traidor que jamás fue encontrado, aún con la pista credencial de periodista que tenia el condecorado Luis Santos en la mano, fue una losa difícil de superar para la agencia de Miami.

Los republicanos tampoco se recuperaron de aquel golpe, perdieron Miami en las siguientes elecciones, con el consiguiente cambio de gobernador, uno más favorable para su Jefe.

creado por Sainthropee a las 00:20 | dimes y diretes (0)

Jueves 20 de Octubre 2005

ausentes

estoy aquí.
siempre lo he estado.

cuando tu corazón latía fuerte
tus ojos brillaban como nunca
no podías evitar sonreir a cada instante
en todo momento, disfrutando.

ahora no estás
nunca lo has estado.

el dolor es intenso en el interior
ojos tristes perdidos en el horizonte
movimientos apáticos, sin fuerzas
a cada instante, nostálgico.

las manecillas del reloj avanzan impasibles y lentas

creado por Sainthropee a las 00:55 | dimes y diretes (0)

Sábado 16 de Julio 2005

lávate la cara

esos ojos rojos no llevan a ninguna parte
esa barba de tres días no te favorece
tienes la marca de las sábanas en la cara
las uñas marcadas en el torso, mal sueño
lávate la cara

son las tantas de la madrugada
no es hora de levantarse, aún
no ha sido una buena noche, pudo ser peor
sólo es el principio de otra semana
lávate la cara

la calor es pegajosa, también de noche
no hay luces encendidas, en negro
ni el agua de la nevera te ayudará
cuando te despiertas por enésima vez
lávate la cara

otra vez tumbado en la cama
el ventilador gira y gira, tú no te mueves
con la almohada empapada de sudor
intentas volver a dónde estabas
ese mal sueño de dónde querías despertar, lávate la cara

despierta
¡¡lávatela!!
creado por Sainthropee a las 22:31 | dimes y diretes (0)

Martes 22 de Marzo 2005

NOVELA

5. TRABAJO DURO

Estar en la suite principal del mejor hotel de Miami, no debería considerarse trabajo, pero Luis siempre estaba trabajando. Esta vez le tocaba gestionar los beneficios que reportaban los casinos de la zona. Le gustaba reconocer que su trabajo era una manera de remodelar la sociedad, si matas a alguien, la sociedad responde poniendo alguien en su lugar, que casualmente es el candidato que el Jefe espera.
Obviamente el sucesor sabía donde se metía y cual era el resultado de la mala gestión. Nadie quiere perder su puesto... para siempre.

Luis recogió todos sus trastos, el ordenador portátil, las fotos del objetivo, los documentos de la misión y la acreditación de seguridad. En su maletín de seguridad plateado llevaba casi todo, la pistola le gustaba llevarla encima. El dramatismo que le daba a sus actuaciones, le valía para ser conocido como el asesino más camaleónico de Europa.
Hombre de negocios, personal de seguridad de la victima, camarero, músico, etc. Cualquier cosa valía para estar cerca de la víctima, cuanto más cerca, más disfrutaba.

Salió del hotel, se puso las gafas de sol, llevaba la acreditación colgada del cuello y paró un taxi. Llevaba puesto un traje veraniego de color beige y un sombrero de paja que se quitó al entrar. Le entregó un papel al taxista con el destino. Éste entendió que el cliente no quería conversar, subió la panchanga que sonaba en la radio y se dirigió al lugar.
Una o dos manzanas antes del destino, Luis empezó a mirar a los lados. Unidades en las esquinas, calles cortadas, perros rastreando la calle y se oían sirenas de policía a lo lejos.

A una calle del hotel, una unidad de policía cortaba el paso. El taxista preguntó que pasaba y en vista de la negativa, aparcó donde pudo.
-Disculpe señor, no puedo avanzar más, está cortado. Son 5’50$, please. – dijo el taxista mirando por el retrovisor hacia atrás.
-No importa, me bajo aquí. – bajó del taxi, cerró la puerta, se acercó al conductor que tenía la ventanilla bajada esperando su dinero –Quédese con el cambio, gracias. – mientras se alejaba, el taxista no salía del asombro ante el billete de 50$ que tenía entre manos.

Luis esquivaba la multitud como podía, el calor era asfixiante. Pasó por delante del control elevando su acreditación, como agente del FBI. Ya casi tenía la camisa de lino blanca, empapada. Llegó a la puerta del hotel, estaban llegando las celebridades de la convención y era un no parar de limusinas, decidió entrar por la puerta de atrás.

En el callejón estaban apostados los vehículos de operaciones especiales y los dispositivos de control externo del FBI. Se acercó al furgón y golpeó con el puño. Mark abrió la puerta.
-Buenos días señor – saludó.
-Chicos, ¿todo en orden? – preguntó Luis con suficiencia.
-Ningún problema señor, todo sigue el plan previsto – respondió Mark con los auriculares a medio quitar.
-Perfecto, continuad – Luis dio media vuelta y se fue hacia la puerta trasera.

El punto de control de la entrada trasera era bastante sencillo, enseñando la acreditación, se entraba. El guardia de la puerta, al ver de quien era la acreditación, le dejó pasar con celeridad. Llegar a jefe de departamento en el FBI no había sido fácil y mucho menos conseguir aquella misión control y seguridad.

Luis ya estaba dentro, después de seis meses de trabajo, llegaba el momento de actuar.

creado por Sainthropee a las 21:59 | dimes y diretes (0)

Sábado 5 de Febrero 2005

NOVELA

4.- A LA SOMBRA

Manuel se despertó con un tremendo dolor en la espalda, la cárcel nunca fue un buen sitio para dormir. Barrotes negros, sin más luz que la del sol entrando por la ventana, iluminaban las cuatro paredes grises de su celda.
Una celda individual en la Modelo, sin más inquilinos, tampoco había mucho sitio. La celda al menos era segura, cerraban puertas a las nueve de la noche y podía estar tranquilo. El día que ahora empezaba era diferente. Mucho movimiento, demasiado y los guardias que no eran un punto a su favor.

¿Su delito? Defender lo que era suyo. Muchos días luchando con su padre en la tienda para que unos granujas de tres al cuarto, le robasen cada mes por sistema para su protección. Su padre lo toleraba porque no había más remedio y porque, en todo el Eixample el terror se extendía y no era tiempo para hacerse el valiente.
Manuel no estaba conforme con esa situación, pero era un chaval y su padre no quería que sufriese en sus carnes futuras represalias. Una noche, los recaudadores aparecieron más pasados que de costumbre, su aliento les delataba. Empezaron a empujar a los pocos clientes que a última hora compraban en la tienda y el padre de Manuel salió de detrás del mostrador.
Manuel miraba a través de la cortina, agazapado en la trastienda.
- Vamos chicos, tranquilos, os llevais siempre lo que venís a coger, no molesteis a los clientes que no les incumben nuestros negocios – decía Paco, tratando de ser amigable. Los clientes abandonaban la tienda amparándose en las palabras de Don Paco, dueño del local, esquivando a los delincuentes.
- Usted no se haga el valiente, que no le matamos porque el Jefe le tiene afecto y porque paga como todos – le respondió el sicario con más rango.
- En fin, voy a buscar lo vuestro - volvió detrás del mostrador y sacó un sobre lacrado, con el sello de la familia. –Por favor, darle recuerdos a Don Pablo y espero que sea de su agrado – acercando el sobre al trajeado con sombrero.
- Así será, espero que la próxima vez esté el lugar más despejado, no me gusta que me vean por estos lares, es una zona muy pobre – cogió el sobre y se fue hacía la puerta, cuando el subalterno le llamó
- Jefe, este malnacido se guarda dinero, ¡tiene la caja llena! – se deslizó tras el mostrador y abrió la caja.
- Paco, ¿no estarás engañándome, verdad? – su mirada desafiante buscaba los ojos de un hombre asustado.
- ¡Ese dinero me pertenece! Ya he dado la parte que le toca a Don Pablo, ese lo necesito para vivir, para sobrevivir – miraba a la caja y al jefe de los recaudadores.
- Todo lo que tienes es de Don Pablo, no debes olvidarlo – con una gesto, señaló la caja y el sicario la vació. – Que sea la última vez que no me das lo que te pido; Sergio, encargate que aprenda la lección. – se fue de la tienda acompañado con dos hombres, el tercero se quedó.
Después de ver como le estaban destrozando la tienda, los hombres de Don Pablo, vaciaron la caja y cogieron a Paco para asestarle unos golpes. Iba a ser un escarmiento, pero como estaban algo bebidos, se les fue la mano y cuando quisieron darse cuenta, Paco ya no respondía.
Sergio, que estaba lago más lúcido, echó a todos de la tienda. Se acercó a Paco y le cerró los ojos. Se encendió un cigarrillo y tiró la cerilla en la zona de licores, que ahora estaba destrozada, mientras salia por la tienda, esta empezó a arder como una pira.
Lo que Sergio no vio, fue como una sombra menuda salía por la puerta trasera que daba al callejón, por donde tantas veces llegaban a buscar el dinero. Ahora tendría que explicarle a Don Pablo la razón de aquel incendio, esa tienda cumplía con los pagos... no le iba a gustar, seguro.
Manuel pudo escapar con lo poco que quedaba en la caja, la que tenían en la trastienda y con algo que sería lo poco que heredase de su padre: una pistola y unas pocas balas, una navaja y el reloj de los domingos. El equipaje no era pesado, la mochila con un poco de ropa que rápidamente había cogido antes de que fuera pasto de las llamas, los recuerdos de su padre y su agenda.
Al amanecer volvió a la tienda, el fuego estaba extinguido, los bomberos ya estaban recogiendo. No quedaba nada, todo estaba arrasado, obviamente, nadie se molestó a llamar a los bomberos.
Manuel pasó las noches siguientes deambulando por el Eixample, en las iglesias buscando cobijo, ya que su casa estaba encima de la tienda y ahora tampoco estaba. Llamó a lo números que en la agenda de su padre se suponían de amigos y familiares, nadie se quería hacer cargo, no le hacía falta. Se puso el reloj de su padre, las siete de la mañana, miró a su casa, su tienda, su padre, supo que nunca más volvería a tener un hogar.
Una noche, cuando lo ecos del dolor parece que se acaban, Manuel escuchó las risas, lo gritos, que tiempo atrás le resultaran familiares. El grupo de delincuentes salía de otra tienda, de recaudar su protección. Manuel, les siguió por la acera opuesta, con su abrigo lleno de remiendos. Entraron en un bar, esa sería su perdición.
En la puerta trasera, en un callejón oscuro, Manuel cargaba el arma y sus ojos se volvían negros como la noche. Entró en el lugar, no necesitaba buscarles, ellos mismos se hacían notar. Un grupo escandaloso estaba al pie de la barra, en la mesa más cercana. Nunca había estado tan tranquilo en los últimos dias, se acercó a la mesa.
- ¿Cómo has entrado a aquí? ¡Ya dejan entrar a cualquiera! No es lugar para ti, toma unas monedas y cómprate unas golosinas – se mofó uno de lo sicarios
- No son horas para los crios, vete a dormir – dijo Sergio algo más serio.
Manuel, acto seguido, cogió educadamente las monedas que le habían tirado, se dio media vuelta, andó un par de metros mientras acaba su pistola, se giró bruscamente con el arma amenazante extendida sobre su brazo. El grupo con cara de incredulidad se calló, acto seguido y sin mediar palabra, Manuel disparó tres disparos precisos en la frente de los adversarios. Al cuarto sicario, le miraba firmemente a menos de un metro
- No te mato por ahora, espero que esto llegue a tu jefe, porque iré a por él – amenazó Manuel.
- No te preocupes, él se entera de todo en esta ciudad – respondió Sergio con aplomo.

Manuel aún recuerda como salió del local, entrando en la oscuridad del callejón sin que nadie le siguiera.
Al cabo de los días, le encontraron. Sergio ahora llevaba un parche en el ojo, cual pirata de antaño, señal que Don Pablo se había enterado. La conversación fue extraña, casi con monosílabos.
- Tienes que irte, fuera de la ciudad, para no volver ¿lo entiendes? – dijo Sergio señalando la puerta del albergue.
- No me iré. Tengo cuentas pendientes – le recordó Manuel.
- Irás a la cárcel por lo que hiciste, Don Pablo te lo hará pagar – Sergio dio media vuelta y se fue.
Acto seguido la policía entró en el local y se llevaron a Manuel a rastras, nadie intervino, allí nadie tenía intención de meterse en causas ajenas. Una vez en comisaría le tomaron las huellas y le condujeron a una celda. Poco después, junto a otros presos en un furgón, fue a la cárcel. Pese a ser un delito tan grave, era muy joven para ir a la cárcel sin pasar por el reformatorio, con solo catorce años.


creado por Sainthropee a las 16:42 | dimes y diretes (0)

Sábado 23 de Octubre 2004

NOVELA

3.- MALAS NOTICIAS

Se había quedado dormido en el sofá, con la persiana a medio bajar y la música de fondo sonando. El ritmo acompasado de la música le ayudó a despertarse, aún perezoso fue hacia el lavabo. Su cara no tenía buen aspecto, con la barba negra cerrada de tres días y unas ojereas importantes. Se atusó el pelo con desgana mientras corría el agua del grifo.
Del armario superior cogió los enseres de aseo necesarios para el afeitado y procedió al mismo. Le gustaba apurar bien el afeitado, porque le crecía demasiado rápido y no tenia ganas de afeitarse cada día. Puso una pequeña tirita en el corte que tenía en la garganta y se peinó con la mano y un poco de colonia.

De camino a la puerta activó la alarma, mediante una consola que estaba situada en la pared del pasillo, cogió las llaves y salió del piso. En la escalera se dirigió hacia la pared de enfrente, accionó un mando a distancia y la pared se abrió como una puerta. Era el otro piso de Manuel, en esa última planta, habían dos pisos, como en todas las plantas, pero este estaba oculto. Era el piso de trabajo, ese trabajo que ahora quería dejar. Allí tenía todos los elementos necesarios para realizar su trabajo: equipos de alta tecnología, armas, material de última adquisición y el panel del sistema de alarma. Un sistema que había instalado, para su propia protección. El complejo de cámaras, sensores de movimiento y calor instalados en el piso contiguo, tenía su centro de mando en ese panel. El sistema funcionaba las 24 horas del día, lo grababa todo en el sistema de almacenamiento y posteriormente lo editaba y creaba videos por dias y semanas, guardados en dvd. Miró la zona del parking, el coche de Paloma no estaba.
Salió del piso, cogió el ascensor y bajó hasta el parking. Allí cogió su moto negra y se fue hacía el club.
Un hombre con gabardina marrón estaba esperando pacientemente en una esquina. Miraba el reloj con inquietud, no le gustaba que le hicieran esperar. Llevaba un tiempo detrás de aquel tipo. La puerta metálica del parking se abría, una moto negra de gran potencia, salió disparada en la habitual dirección. Apuntó la hora en la agenda electrónica, nunca salía a la misma hora. Llevaba tiempo siguiendole y no había encontrado patrón de conducta alguno. Nunca hacía un recorrido igual, siempre lo variaba. A veces salía con un vehículo y llegaba con otro. La improvisación era sólo ficticia, sabía perfectamente lo que hacía, era totalmente automático, nunca se relajaba.
Caminó hasta el final de la calle, en la esquina le esperaba un coche, un coche cedido por la empresa, con los cristales tintados. El chofer, ya lo sabía, pero preguntó mirando a través del retrovisor:
-¿Le sigo? – dijo señalando la pantalla táctil en la que un puntito rojo brillaba.
-No hace falta, va al club – se quitó las gafas oscuras, que ocultaban la cicatriz del ojo izquierdo.
El chofer emepezó a conducir por las concurridas calles de Barcelona, en el cristal que le separaba, Javier se vió reflejado, mientras cogía una copa y leía el diario.
En el otro extremo de la ciudad, en un barrio residencial, Don Pablo se calzaba las las zapatillas y se abrochaba el batín de seda carísima. El pasillo estaba frío y desierto. Bajó las escaleras y se fue hacia el jardin, dónde esperaba el desayuno europeo: unas tostadas, mermelada, un zumo de naranja, café y el periódico (en realidad tenía medio quiosco en la mesita auxiliar).
Para Don Pablo, todos los periódicos debían de abrir con la misma noticia, pero no fue así. Dejó a medias la tostada que tenía en la boca y la tiró en el plato. Hoy no sería un buen día.

creado por Sainthropee a las 17:51 | dimes y diretes (0)

Miércoles 26 de Mayo 2004

NOVELA

2.- MERECIDO DESCANSO (PART TWO)

Paloma empezó a mirarle, pantalones de pinzas oscuros, camisa
blanca, chaqueta oscura a rayas y zapatos negros. Tenía la nariz pequeña
pero encorvada hacia abajo, miró su copa. No tenía ningún anillo en la
mano y lucia un bonito reloj de cadena plateada y esfera azul.
Paloma no se hizo ilusiones con respecto a lo del anillo, muchos otros
chicos se los quitaban para salir de fiesta, pero se le acercó.
- Hola ¿buscas a alguien? – le preguntó Paloma a la oreja.
- No. Tu ya no no bailas – le respondió el desconocido mirándola
a los ojos.
- Así que sabes quién soy– se recompuso de la sorpresa inicial y
bebió un trago de su martini.
- Me ha gustado el espectáculo, pero no te conozco – respondió al
fin, después de una pausa.
- Me llamo Paloma, te invito a una copa pero salgamos fuera que
aquí, hay mucho ruido – dijo ella con gesto, señalando su vaso

Acto seguido Manuel siguió a Paloma a lo largo de la sala, se
movia con soltura esquivando a la gente. Manuel avistó una pequeña
sala, mirando por encima del hombro de Paloma, predecida por una cita
roja. Los dos agentes de seguridad a los lados de la puerta indicaban
que era una sala VIP. La cinta se abrió al realizar Paloma un leve gesto
con la mano, pasaron al interior, los vigilantes dirigieron una mirada
severa a Manuel. Éste la ignoró y les dedicó una sonrisa socarrona.


Ya dentro de la sala Paloma y Manuel se sentaron en una sofá de cuero negro de dos plazas. Dejaron sus respectivas bebidas en una pequeña mesa que había delante del sofá.
-La verdad es que hoy he tenido un día muy largo, me gustaría irme a casa a descansar – le dijo Manuel una vez se acomodaron en el sofá.
-También estoy un poco cansada pero, aún nos podríamos tomar una copa, ¿te parece? – le preguntó Paloma como sin darle importancia.
-Me parece bien ¿qué sugieres? – a Manuel le encantaba poner a prueba a la gente y ver la cara que ponían.
-Podríamos ir a tu casa y allí decidimos. Después de toda la noche en la discoteca, vale la pena un poco de tranquilidad – respondió Paloma sin dejar de mirarle a los ojos.
-Mi casa no está muy lejos de aquí, ¿tienes coche? – sin rehusar la mirada de Paloma, cogió su vaso y bebió un largo trago.
-Lo tengo en el parking – apuró el martini pausadamente y salió de la sala con un caminar tranquilo.

Manuel le siguió a través de la discoteca, salieron por la puerta trasera de emergencias. El callejón estaba oscuro, unas luces intermitentes se accionaron no muy lejos y un agudo sonido se escuchó. Llegaron delante del coche gris, Paloma entró en el coche, dejó su bolso en el asiento trasero. Manuel se sentó en el asiento del copiloto y se puso el cinturón. Paloma salió del callejón, esquivando con habilidad a algún gato callejero con tendencias suicidas, se paró en el primer semáforo. Manuel le dio unas indicaciones y Paloma condujo con seguridad por las oscuras calles.

Manuel accionó un mando a distancia y la puerta de un parking se abrió bajo un edificio. Paloma entró en el parking y busco una plaza libre. Descendieron dos pisos y finalmente encontró una. Bajaron del coche, las luces volvieron a parpadear mientras caminaban hacia el ascensor. Mientras lo esperaban volvieron a escuchar el sonido agudo de la alarma, que resonó en el parking, Paloma guardó las llaves del coche en el bolso.
Las puertas del ascensor se abrieron, Manuel con un gesto de caballero dejó pasar a Paloma, introdujo una llave y accionó el botón del ascensor que ponía ático. Instantes después las puertas del ascensor se abrieron de nuevo, aparecieron en un pasillo blanco débilmente iluminado. Manuel se dirigió hacia la única puerta que había en la planta, al final del pasillo. Se abrió la puerta y las luces en el interior se encendieron automáticamente.

Era un piso con altos techos y reformado, observó Paloma. Parecía como si se hubiera cambiado la distribución del mismo para aprovechar mejor los espacios. El pasillo era estrecho y corto, daba a un gran comedor con un gran ventanal que ahora tenía las cortinas hechadas.
-Ponte cómoda Paloma, voy a cambiarme – le dijo Manuel señalando al gran sofá color blanco.
Paloma asintió mientras se quitaba el abrigo y ponia el bolso en una silla que había cerca de una mesa. Se sentó en medio del sofá, se quitó los zapatos de tacón que la estaban matando y se estiró. En ese momento entró Manuel con la camisa por fuera de los pantalones, caminando encima de la gran alfombra del comedor, descalzo y con un mando en la mano. A continuación se empezó a escuchar un ténue hilo musical, Manuel dejó el mando encima de la mesa y se dirigió al armario.
-¿Que te apetece Paloma? – le preguntó mientras abría el minibar.
-Un martini me iría perfecto ahora, gracias – le respondió mientras se incorporaba en el sofá.
Manuel preparó el martini de Paloma añadiendo los componentes en la coctelera, que agitó con un estilo propio de un camamero, se sirvió un whisky y se fue hacia el sofá.
-Tienes un piso muy bonito, debes tener una gran vista por ahí – dijo señalando a las cortinas.
-Una noche de luna llena como esta, tengo una vista estupenda. Por ahora prefiero mirar aquí dentro – dijo alargandole la copa a Paloma.
-Vas hacer que me ruborice, además todavía eres un desconocido. ¿Cuál es tu nombre? – le miró y probó el martini.
-Me llamo Manuel, ahora ya no somos tan desconocidos – le dijo a la vez que le guiñaba un ojo.
-Así que te gusta como bailo, ¿quieres que baile para ti esta noche? – se sorprendió Paloma cuando esas palabras salieron de su propia boca. Lo estaba diciendo en voz alta o solo lo pensaba. La cara que puso Manuel le indicaba que lo había dicho.
- Me encantaría de verdad, estás en tu casa – sonreia mientras arqueaba las cejas.

Paloma se levanto del sofá, le miró y subió a la pequeña mesa del comedor, como si estuviera en la discoteca. La música ambiental no era de su estilo, pero se olvidó de ella, se concentró en Manuel. Empezó a escuchar su propia música en la cabeza y comenzó a moverse. Al principio con movimientos sencillos y lentos, como si estuviera a cámara lenta. Luego empezó a bailar con movimientos elásticos y sensuales, tocándose con las manos. Paloma no dejaba de mirar a Manuel que seguía en el sofá, bebiendo de su whisky de vez en cuando. Se bajó de la mesa bailando mientras se quitaba los tirantes, el vestido cayó al suelo deslizándose por sus caderas. Manuel se levantó, empezó a bailar con ella y la temperatura subió. Paloma que estaba casi desnuda, solo le quedaba el tanga negro, empezó a quitarle la camisa a Manuel. Se pusieron a bailar con las piernas entrelazadas, con movimientos casi sexuales, con una música imaginaria, diferente a la que estaba sonando en el comedor.

Empezaron a besarse, Paloma le estaba desabrochando el pantalón cuando Manuel la cogió en brazos y se la llevó a la cama. Allí hicieron el amor apasionadamente durante repetidas ocasiones, hasta que finalmente acabaron exhaustos en la cama uno al lado del otro. Abrazados se durmieron, aquella noche había sido muy larga.

Paloma se despertó. Se incorporó levemente y se recostó sobre la almohada. Allí estaba Manuel plácidamente dormido. Se quedó mirando al techo unos instantes, después volvió en si y abandonó la habitación congiendo sus cosas.

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Viernes 7 de Mayo 2004

NOVELA

2.- MERECIDO DESCANSO (PART ONE)

La luz anaranjada del sol al amanecer empezaba a aparecer
en las calles desiertas. El paseo marítimo estaba solitario, las churrerías estaban todavía cerradas y todos los bares estaban cerrados. Un coche
gris circulaba lentamente por las carreteras sin oposición alguna. Su conductora lucia unas gafas de sol para protegerse de la luz matutina
y para esconder las ojeras que llevaba. Paloma subió el volumen de
la radio, la Oreja de Van Gogh, su grupo preferido, sonaba a todo
volumen. Faltaba ya poco para llegar a su casa y quería mantenerse
despierta. Pisó el acelerador de su Ford Focus gris plateado y pasó por
el paseo como una exhalación. Bajó la ventanilla y reposó el codo en la ventanilla, el aire fresco entraba mientras se dirigía a casa.
Aparcó delante de una casa blanca de dos pisos, herencia de
su abuela. La radio ahora estaba demasiado fuerte y la apagó. Se puso
la chaqueta y bajó del coche, al salir el frío de la mañana le golpeo en la
cara. Cerró la puerta del coche y caminando hacia atrás pulso el botón
de la alarma, las luces del coche se encendieron y parpadearon
alegremente. Finalmente se oyó un pitido y las luces se apagaron.
Entro por el jardín, miró el buzón, desatendido estos últimos días y entró
a casa. Mientras la puerta se cerraba, retiró un cuadro decorativo y
desconectó la alarma. Cerró la puerta con llave y dejó el manojo de
llaves puestas.

Paloma colgó el bolso y la chaqueta detrás de la puerta. Fue a la cocina y bebió un poco de agua. Estaba subiendo las escaleras para irse a dormir, se paró en seco. Se sentó en la escalera, se quitó los zapatos de tacón de aguja y se los llevó en la mano al dormitorio. Cuando llegó al dormitorio los tiró al suelo nada más pasar el umbral de la puerta, con los pies desnudos camino por la moqueta y se estiró en la cama. Reposó unos minutos con los ojos despiertos, después se levantó se quitó el vestido negro de tirantes y lo dejó encima de la alcoba. Fue hacia la ventana, bajo la persiana hasta que el sol no la molestaba. Se quitó el tanga negro que llevaba y se puso a dormir desnuda, como le gustaba.
Paloma estaba soñando quizás, pero notaba algo le acariciaba los tobillos. Abrió los ojos lentamente y se incorporó levemente. El maullido de su gata se lo confirmó, Dolores estaba allí en la cama con ella. La llamó y la gata fue hasta ella. Por la ventana ya no se intuía la luz del sol, sino el claror de la Luna. Miró el despertador de la mesita, eran las diez de la noche. Ha sido un día muy largo, bien a merecido el descanso. Después de un largo día lo que más le apetecía era un buen baño. Dolores ronroneaba al lado de su ama, mientras le acariciaba la cabeza. Paloma se levantó tranquilamente, cogió a su gata y la dejó encima de su cojín favorito. Se dirigió al baño que había en el segundo piso de la casa, el más cercano a su habitación. Puso la bañera a llenar con agua caliente a la vez que introducía algunas sales aromáticas y jabones aromáticos.
La bañera se estaba llenando, Paloma se miraba al espejo. Su maquillaje ya no estaba en su sitio, en sus ojos se divisaban unas ojeras que no se podían disimular. Su pelo estaba alborotado y despeinado, pero en el espejo los dientes blancos relucían entre sus labios rojos conformando una gran sonrisa. La noche no había sido tan mala, se dijo a sí misma.
Puso los pies uno a uno en la bañera, la espuma que se había formado acariciaba sus piernas doloridas de tanto bailar. El agua no estaba ni caliente ni fría, estaba templada. Al menos ahora puedo estar tranquila y relajarme un rato, pensaba mientras se acomodaba en aquella bañera grande y circular. Tenia los pies totalmente estirados y la cabeza reposaba en el borde de la bañera, donde tenia una toalla cuidadosamente doblada como almohada. Era otro descanso más después de pasar toda la noche en la discoteca. Aunque para muchos ese podría ser el trabajo ideal, a ella no le parecía tan bonito. Toda la noche bailando sin parar, a cinco metros del suelo y sin poder descansar casi. Es cierto que tenia todas las consumiciones que quería, pero no se acababa de acostumbrar de ser el centro de atención de tanta gente. Al principio si que lo pasaba mal, pero ahora solo bailaba. No se preocupaba de nada más, para ello estaban los chicos de seguridad. Era más tranquilo si cabe que el de camarera. Antes era camarera, pero una noche al terminar su turno se puso a bailar con sus amigas y el jefe le propuso un ascenso en la discoteca. A Paloma lo de ser go-go no le hacía demasiada ilusión, pero bueno el sueldo duplicaba el suyo y ya no tenía que soportar a los borrachos detrás de la barra.
Llevaba desde el verano haciendo de bailarina y había tenido muchos menos problemas y más alegrías que siendo camarera. Eso sí, siempre tenía miedo que algún loco le esperara a la salida de la discoteca. Aquella noche era especial, nochevieja, la gran fiesta para acabar el año. La discoteca estaría a tope y todo tenía que salir perfecto. Su jefe había insistido que las chicas hicieran un especial cada hora, con un foco iluminándolas y con un baile todavía más sugerente si era posible. Llego a las doce a la discoteca y el primer baile especial era a la una, se puso un conjunto muy atrevido con un top y una falda blanca muy corta. Estuvo bailando toda la noche casi sin parar, hasta que llegaron las cinco y su trabajo había concluido. Algunas chicas se quedaron bailando para los rezagados, pero ella prefirió bajar a la pista y tomarse una copa. Pasó por vestuarios y se cambió, se puso un vestido negro con tirantes que le dejaba los hombros al descubierto y tenia un escote atrevido.
Se acercaba a la barra a pedir un martini, esquivaba unos cuantos clientes y saludaba algún cliente habitual que le felicitaba por su enorme talento artístico. Ella se reía, le saludaba y se iba. Uno de seguridad se le acercó para preguntarle si necesitaba ayuda, pero Paloma le respondió que ya sabia defenderse sola. Llegó a la barra y pidió un martini. A su lado había un chico un poco más alto que ella, barba de tres días y que tenía un atractivo especial. Él miraba hacia la pista como si buscase a alguien, pero no movía la cabeza, como si mirase al infinito.


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Miércoles 28 de Abril 2004

NOVELA

1.- TODO ES COMENZAR

Los rayos del sol entraban por la ventana, estaba amaneciendo.
La noche había sido muy larga, nochevieja tiene esa característica.
Manuel empezaba a despertarse, abrió los ojos, se deslumbró con el
sol que entraba y los volvió a cerrar. Ahora más consciente de la
situación, empezó a dolerle la cabeza. El dolor era punzante y muy
intenso. No hay nada mejor para empezar el año que una buena resaca
el día de año nuevo, se dijo a si mismo. Sus ojos se abrieron poco a
poco, acostumbrándose a la tenue luz de la habitación, iluminada con
los rayos de sol que entraban por los agujeros de las ventanas de
aluminio. Miró al techo con desgana, la lámpara que allí colgaba en el
centro estaba quieta. El resto del techo se movía a voluntad, como el
resto de la habitación.
El despertador digital marcaba las tres de la tarde y treinta minutos.
Las cifras color verde fosforito estaban bailando la conga, era una
buena hora para la siesta. Manuel cogió una almohada y se la puso
en la cabeza. En ese momento se dio cuenta que a su lado no había
nadie. En su mente vagaba el recuerdo de una chica que le acariciaba
en la cama antes de dormirse profundamente. Ahora era incapaz de
pensar que había pasado con aquella chica, sus pensamientos se perdieron
en el sueño profundo.

La sensación de que algo húmedo se rozaba la cara era real, no estaba soñando. Abrió sus párpados cansinos e hinchados y miró hacia arriba. Ya no tenía la almohada en la cabeza, volvió a ver el techo, la lámpara seguía en el centro. Ahora la habitación ya no daba vueltas. Se incorporó levemente, se toco la cara y se limpió las babas que tenía. Una vez descubierto el origen de su despertar, divisó que la almohada yacía en el suelo, a dos metros de la cama. Llevó su mano hacia la mesita de noche, en busca del interruptor de la lámpara. Encendió la luz y se iluminó la estancia. Se mostraba su habitual desorden, con la ropa por el suelo y todo por el medio.
Manuel se levantó de la cama y se dirigió al armario que estaba enfrente de la cama. Abrió la puerta buscando su batín de estar por casa, se lo puso y cerró el armario. Caminaba por la habitación esquivando la ropa y los enseres del suelo. Se abrochó el batín, aún le dolía la cabeza, pero sobretodo estaba destemplado. Tenía los pies helados, caminaba por la moqueta en busca de sus zapatillas. En vista que no las encontraba buscó en su lugar habitual. Para su sorpresa estaban donde siempre, debajo de la cama, pero nunca sabía como llegaban allí. Aunque intentó recordar como habían llegado allí, fue incapaz. Después de la salida nocturna de ayer, sus capacidades estaban muy mermadas. Se sirvió un vaso de whisky del minibar, dejó la botella abierta, no sería el último. Caminaba patosamente por el comedor, esquivando las sillas y la mesita, hasta llegar a la cocina. Cogió un par de cubitos del frigorífico y volvió al comedor.
Levantó la persiana hasta que consiguió divisar la calle por la ventana, estaba todo oscuro. Las luces festivas iluminaban las calles solitarias, era primero de año y mucha gente estaba todavía descansando. Para su asombro, cuando su vista se acostumbró a la oscuridad de la noche, divisó gente paseando por las aceras. Una vez más, su ático le alejaba de la calle, pero sus ojos le relevaron la realidad. Se desperezó estirando los brazos hasta que no podía más y dejó la ventana para ir al sofá. Sentado en el sofá, puso los pies en la banqueta. Bebió un trago de whisky mientras buscaba el mando de la televisión. Como no lo encontraba decidió encender el equipo de música, buscó el compac que quería en el display de la cadena y lo puso en marcha. Una sintonía de jazz envolvía ahora el comedor. A oscuras Manuel miró a su alrededor, volvía a estar solo, tranquilo.
Como cada año, el primer día le gustaba reflexionar sobre el año anterior y sobre las cosas que le habían ocurrido. El resumen era rápido, no ahondaba demasiado en los detalles, pues tenia una vida muy ajetreada. Simplemente recordaba los objetivos que se había propuesto y si los había cumplido satisfactoriamente. Una vez superado ese pequeño examen, se proponía los nuevos objetivos. Como toda persona normal sus objetivos hubieran sido hacer régimen, ir al gimnasio, hacer algo de provecho, continuar con su trabajo y tener buena salud. Pero él no era una persona normal, tenía sus limitaciones y lo sabía. Su salud no era buena, estaba enfermo. Sólo se proponía no empeorar. Por ello tenia que hacer régimen e ir al gimnasio, además su trabajo lo requería. Así como los demás querían continuar su trabajo, a Manuel no le parecía importante mantenerlo, pero si dejarlo dignamente.
Se encontró apurando su vaso de whisky, se sirvió uno más. La bebida no le afectaba mucho, pero si le ayudaba a que su mente este ocupada con sus pensamientos y no con otras cosas. Sus ojos miraban la pantalla de televisión, ahora apagada, reflejaba su cara. Unos rasgos muy comunes, con una barba de tres días y el pelo despeinado. Su nariz no era ni grande ni pequeña pero si tenía una forma especial, como aguileña, con la punta mirando hacia abajo. De cara rechoncha y orejas grandes, sus ojos eran grandes y especiales. Sus ojos veían cosas que los otros no podían ver, tenía los ojos de todos los colores. Sus pupilas cambiaban de color según la ocasión y dependían del estado de ánimo de Manuel. Ahora estaban oscuros, casi negros. Sus pensamientos eran pesimistas, sabía que aquel propósito iba a causarle muchos problemas, pero era año nuevo y ese era su propósito.
Su profesión había terminado, ahora volvería a una vida más normal y menos complicada. Para él, ser asesino había acabado.

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