Ayer salí a la calle, en plema ciudad condal, hacía un calor de mil demonios. La gente estaba por las aceras, la muchedumbre paseaba sin un destino. Simplemente tenía que esquivar a personas que hablaban entre ellas en algún idioma que no entendía.
Paseaba buscando algo, un lugar en el que simplemente aparecí. Era como un parque, pero no tenía bancos. Sólo había un camino y pasto verde. El camino subía y bajaba como si estuvieras en una montaña del pirineo.
Empezaba a aparecer la vegetación, plantas por aquí, algún árbol por allá. Aprovechando que llevaba un rato largo de paseo, decidí sentarme a la sombra de un árbol, que ahora eran ya abundantes.
Allí, sentado a la sombra, la calor dejó de ser asfixiante. Había unas flores cerca, con un olor intenso pero agradable. Con ese olor, continué mi camino, la gente volvió a aparecer y seguían murmurando en idiomas que no conocía. La calor volvió de golpe y las venas martilleaban mi cabeza.
Ya en casa me volvió el olor y volví a sentir la sensación intensa pero agradable, eran malvarosas
Posted by Sainthropee at 8 de Agosto 2004 a las 04:40 PM