Podía haberme metido en un ciber para escribir este post y ver un poco de mi vida electrónica, pero la verdad: me daba pereza. Si no llevo reloj, ¿me voy a poner a buscar un caber, con la caló que hace?
Después de la superhuelga en el Prat de julio, me fui con tiempo. Con tanta puntualidad que llegué a la estación y justo salía un tren (no tenia prisa, pero que se te vaya un tren en las narices
). Llego a destino y nada más bajarme, anuncian el tren del aeropuerto entra a la estación.
Total llegué con mucho tiempo, me dije que al menos un rato largo para coger el billete y tal
¡no había ni cola! De hecho me mandaron directamente al mostrador de facturación: desangelado y vacío. Creo que nunca he hecho menos cola en el aeropuerto, porque el acceso de embarque estaba también solitario.
Después de leerme unas 100-150 páginas de Las Tierras Baldías (en teoría me tenía que durar todo el viaje ) y con el avión a poco de salir, me pille un bocata y una bebida, que fue terminar y sonar por megafonía mi embarque.
En 1.15h el avión dirigido por un alemán, un japonés y un francés (parecía un chiste) aterricé en el sofocante suelo sevillano (47ºC marcaba el termómetro de carretera --> siendo generosos 40-41ºC reales con sensación térmica de mucho más)
Poco después de instalarme en el albergue, me fui de visita general con R.: La Cartuja (dónde estaba su oficina y una maravillosa fuente!), Estadio Benito Villamarín, Estadio Sánchez Pizjuan y el Estadio Olímpico (si a los tíos nos gustan estas cosas), La Macarena y un sin fin edificios importantes (que se podían mirar con el coche) por las calles desiertas de Sevilla.