en la inmesidad del desierto, dónde hay miles, miles y millones de granitos de arena: ahí estoy, solo. se me hunden los pies al caminar en la ardiente arena, mientras el sol de justicia me castiga con fuerza. ni una sombra en el camino.
subo la enésima duna, piso la cresta y la arena cede bajo mis pies. los granos se arrastran hacia abajo, sin rumbo, para encontrarse con otros granos.
hay algo borroso en el horizonte, parece haber un pequeño oasis. puede ser un delirio, pero camino con fuerzas renovadas hacía allí. no tengo noción del tiempo, pero llevo mucho rato andando. el oasis está cada vez más claro, no puede ser un espejísmo: es demasiado real.
por fin llego, dos palmeras, cuatro plantas y un pequeño charco de agua conforman ese paraíso que me da la bienvenida. bebo abundante agua y relleno mis reservas. pongo mi cuerpo a la sombra después de muchos días, eso es gloria. el sol ya desaparece por el horizonte, toca descansar un poco. me recuesto en una de las palmeras.
me despierto de golpe. en medio de la oscuridad me dirijo en busca de agua, solamente dos metros. me lavo la cara. noto la calidez de la luna, que brilla en todo lo alto.
me restrego los ojos y los abro. allí no hay nada, todo desierto, inmensidad vacía. estoy recostado sobre mi mochila, el manto de la noche ha caído. tengo frío, estoy encogido en el suelo.
no hay oasis; otra vez solo, desierto
Posted by Sainthropee at 15 de Junio 2005 a las 03:29 PM