- ¿tú crees que es normal? - buscaba su aprobación.
- muy normal no es, pero que no te quite el sueño - sentenció.
....
- no es que duerma muy bien últimamente, ¿puede que sea por eso? - el reproche seguía esquivando los caminos de la razón.
- siempre estas igual, si realmente te preocupa haz algo. lo que no puedes hacer es quedarte ahi sentado. muevete - se crispaba el otro.
- ¿tú me ves parao? ¡creo que no! - idignado.
- pues no haces lo suficiente, sino dormirías perfectamente - ahi donde duele.
- no seas así, sabes que sí. - la amargura llego a su voz.
....
- no te olvides, no lo olvides - su voz sonó ronca, seca.
- si lo hago, no merecerá la pena - dijo al despedirse.
Conversaciones, Capítulo II