sentado, esperando que arranque el coche.
mira la gente pasar.
ha sido un día duro.
cara preocupada, pensativa, decidiendo algo importante.
en el retrovisor interior, los ojos vivarachos se miran con indiferencia.
-¿no te concozco?- parecen decir.
- es muy tarde, no estoy para jueguecitos, lo sabes muy bien - resonó la respuesta.
- cierto, pero estas muy afeado, no lo llevas nada bien - irreverentes respondieron.
- lo que más me sorprende, es que cada día lo llevo peor, tienes razón. antes, incansable, constante, tenaz, incombustible... - le reprochó.
- no te puedes quejar, el tiempo es interminable, tú no. - sentenciaron, con un tinte de compasión, sin ser demasiado duros.
- lo peor es que no es el tiempo.... - suspiró
arrancó el coche y los ojos del retrovisor se perdieron en la noche.