como me gustaria ser malvado.
es lo que tiene ser un panoli como yo.
hablando el otro día con una amiga, tenía la sensación que divago más de la cuenta. no tengo muchas cosas tan claras como me pensaba.
¿por qué será que las conversaciones más insulsas me convulsionan?
no es que hablaramos de gran cosa ni nada transcendental, solo una puesta al día de temas (si, hacía mucho que no sabíamos uno del otro) y aún y así, ahora tengo las neuronas haciendo horas extras, para sufragar todas las preguntas que se me avecinan y todos los pensamientos acogotados que tengo.
es muy probable, que lleve como dos meses, dejándome llevar. sin tomar la iniciativa de mi vida, simplemente, me arrastro por la rutina. sin contrapuntos, sin posibilidad de entorpecer el peso del día a día. cosa que no me molestaba lo más mínimo, quizás porqué tengo poco que hacer. bueno retomar mi novela, ¡con un giro argumental sorpresivo! atentos...
mi filosofia barata, capitulo tres
