los tabiques pueden ser finos como el papel, como en mi piso, que se oye de todo o pueden ser firmes, duros, rudos, asperos que te aislan del exterior.
de pequeño, los profesores del colegio, les decían a mis padres que era un chaval listo, muy despierto y algo nervioso. seguramente trabajaba menos que el resto de la clase (no es que no trabajase, sino que trabajaba lo justo (ya era así entonces..) ), pero que en los momentos claves, salía adelante.
fastidiosamente, mis padres tuvieron que darle la razón a los profesores, ya que en casa no hacía nada e iba a más cada día en la escuela.
actualemente, no soy así. soy lento. mucho más lento. cuando nació la palabra "acomodo" en mi vocabulario, hice de mí la definición perfecta. ahora no sólo trabajo lo justo, sino que mi mente también.
muchas cosas quedan sin explicación, pocas cosas tienen su sentido. bueno siempre tienen sentido, pero no se lo encuentro. sobretodo si no entiendo algunas de las cosas que me rodean. me obtuso. me pierdo en la búsqueda de la razón, de la causa, los actos, los efectos, las consecuencias, etc.
he descubierto que ya no hay que esperar a las palabras, que los gestos hablan por si mismos, que no hay respuesta porque nunca hubo pregunta al respecto.
fabricando tabiques de contención, con ladrillos de nostalgia y cemento de soledad vacía; pintura blanca de ausencia y rodillo de recuerdos pasados.