ahí esta él, en medio de aquel bar de mala muerte, en algún lugar perdido. tocando esas melodías que aprendió de pequeño, oyendo a los grandes clásicos.
con el cigarro en la boca, esa corbata un tanto desaliñada, barba de tres días y con esa media sonrisa peculiar.
la banda estaba con él, era alma del grupo. la música sonaba, pausada, acompasada, vibraba en aquel bar desierto.
un torbellino de pronto aparecia, el pianista, virtuoso como el que más, sacaba lo mejor de su repertorio en cada solo, en cada ritmo, en cada canción.
la madrugaba acababa, el sol aparecía, con el sabor del deber cumplido, se iba de aquel lugar, en busca de otro. El sol cegador del amanecer, se encontraba al salir, le seguía la banda, orgullosa.