no puedo evitalo. hay algo intrínseco en mí, en mi naturaleza que me obliga a hacerlo. discuto
constantemente tengo una afrenta dialéctica con alguien. no importa el tema, lugar o "contrincante". discutir es cosa de dos, dicen, pero yo discuto hasta sin oponente.
con cualquier cosa, da igual pequeña que sea, siempre hay algo donde puedo incidir y crear polémica. no me puedo callar. es superior a mí. lo tengo que hacer.
ya sea porque tengo razón, porque no la tenga y quiera tenerla, aunque esté de acuerdo con la otra persona en una determinada situación, también lo discuto. la sensación de asqueo se consigue fácilmente, el intercambio de frases dura poco, siempre acabo con un: - ¡aaaaaaaaaaaala vengaaaaaa! - que me deja tan fresco.
es un estado de crispación que se eleva a la máxima potencia cada día más y en casa es insoportable. ya no puedo ni estar en una habitación cerrada, necesito que tenga una puerta abierta al escape, no para huir....para no decir más burradas (en mi cuarto las digo a los cuatro vientos, con la musica suficientemente alta para no ser escuchado más allá de la puerta, asi solo se quejan por la música)
