la trasparencia ha dejado de existir.
las palabras ocultan sentimientos, ciertas acciones esconden temores, los gestos forzados matan la espontaneidad de las personas, todos se sienten observados y se tientan de satisfacer a los ojos que miran.
cuando saludas a alguien con un apretón de manos, siempre hay uno que intenta intimidar apretando más que el otro (el aquí mando yo)
que te digan algo que para ti no tiene sentido, dicho en el momento adecuado, esconde algo que en realidad si tiene sentido y lo tienes que averiguar
muchas personas cuentan las cosas dándoles poca importancia, sabiendo que eso hará que la persona que escucha le esté dando vueltas todo el día. mientras otras dramatizan todos las cosas que les pasan, para captar la atención, aunque produzcan lo contrario.
algunos se divierten tergiversando la realidad, según les conviene, para hacerte creer que lo que en realidad pasó,dejó de pasar o viceversa.
en un mundo donde pocas cosas son lo que parecen ser, la ignorancia te permite vivir en felicidad, ya que dejas que todo lo que parece, parezca. sin entrar en su juego. si quieres jugar, date por perdido: pues tendrás que levantarte cada día, mirarte el espejo y preguntarte quién eres.
cuando todo es opaco, todo es más complicado. nada es fácil, cierto es. pero ver a través de cosas opacas que ocultan cosas, es más que complicado.
cuando se ponen las cartas sobre la mesa, cuando ya no hay alternativa, cuando estás contra la pared (¿tú propia pared?), la última jugada queda al descubierto, nada queda oculto: todo al descubierto. puedes perderlo todo o ganarlo, pero ya no hay faroles.